Electrólisis de Sal y la corrosión en piscinas
La electrólisis por si misma no tiene efectos directos de corrosión sobre los equipos metálicos instalados en la piscina. Es decir, bajo unas condiciones de funcionamiento correctas y manteniendo unos niveles de cloro libre y pH adecuados, no hay ningún motivo para otorgar a este tratamiento capacidades corrosivas extraordinarias, siempre y cuando, los componentes o equipos metálicos instalados, sean de la aleación adecuada para este tipo de tratamiento de agua.
Es bien cierto que para que la electrolisis tenga lugar se requiere de una determinada concentración de sales en el agua, lo que supone un aumento de la conductividad eléctrica de la misma1. Por otro lado, el proceso electrolítico puede provocar una saturación en oxígeno en el agua del vaso, incrementando la capacidad de oxidación de del agua. De todas formas, en ambos casos, y bajo condiciones de funcionamiento normal, el impacto sobre la corrosión de los elementos metálicos en la piscina es muy pequeño, poco significativo.
En cambio existen situaciones anómalas en las que claramente pueden producirse fenómenos de corrosión importantes:
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- Presencia de corrientes de fuga: En los casos en que puedan producirse corrientes de fuga los elementos metálicos pueden actuar como ánodo y sufrir un proceso corrosivo importante, dependiendo de la magnitud y del tiempo de exposición. Las corrientes de fuga no son exclusivas de los equipos de electrólisis. De hecho, cualquier equipo que contenga una fuente de alimentación continua en sus circuitos electrónicos podría potencialmente ser el origen de la incidencia: equipos electrolisis, proyectores subacuáticos, ionizadotes Cu-Ag. Suelen ser habituales en estos casos problemas por contactos defectuosos en puntos del equipo en contacto con el agua.
- Elevada concentración de cloro: Parece ser, y los análisis de Idegis y algunos estudios realizados en Australia, así lo corroboran, que la causa más habitual de corrosión se debe a la excesiva presencia de cloro en la piscina; haya o no un equipo de electrolisis instalada. El uso de equipos de electrolisis de la sal si que puede provocar situaciones de elevado nivel de cloro, como
- Resistencia del acero inoxidable: recomendar siempre AISI 316 ya que puede resistir sin problemas cuando las concentraciones de sal habituales en piscinas con tratamiento de electrolisis están dentro del intervalo de límites recomendado o establecido al respecto. Nuca recomendar AISI 304. En casos de piscina ya existentes con materiales en AISI 304, se deberán incrementar, tanto las tareas de mantenimiento de las partes de acero inoxidable, así como el estricto seguimiento de los niveles de cloro y pH, y en un adecuado mantenimiento del material. Metalast incluye en sus productos un completo manual para el mantenimiento de sus productos (ver anexo 2)
- La toma de tierra: Existe un acuerdo en la parte productiva de que la toma de tierra no es necesaria, y que responde a requisitos meramente comerciales. En ocasiones su uso se debía a la necesidad de estabilizar lectura de los electrodos de los equipos de regulación y control, más que para evitar posibles procesos de oxidación. No debe confundirse la toma de tierra del equipo de electrolisis con la conexión equipotencial para la protección de los diferentes elementos metálicos de la piscina. Dicha conexión equipotencial realizarse según las normas vigentes en cada caso.
- Ánodo de castigo: También denominado de sacrificio. Su función es evitar que otros elementos metálicos de la instalación se oxiden, sacrificándose él debido a su mayor capacidad de oxidarse. En las instalaciones con una correcta conexión equipotencial (recomendado) se evita la posible aparición de diferencia de potencial entre diferentes partes de la misma, afectando a los elementos metálicos. En el caso de que esta conexión no exista, una posible alternativa es la instalación de una protección catódica mediante un ánodo de sacrificio de magnesio (para instalaciones de agua dulce)
- Metales en agua: A excepción de titanio puro (grado 1 o grado 2), el resto de metales típicos usados en piscinas son susceptibles a este fenómeno, incluidos los AISI 304 y 316.
- Cátodo + Ánodo: Tanto un foco como un clorador salino como un ionizador de cobre-plata son equipos que podrían ser suficientes por sí solos para producir el fenómeno.
- Conductividad: Estos fenómenos se producen en disolución. Una parte del metal actúa como ánodo (electroxidación/corrosión) y otro punto metálico como cátodo. La velocidad de corrosión nos la dará tanto la diferencia de potencial que aplica la fuente a estos puntos (a mayor potencial mayor velocidad), la distancia entre estos puntos (a menor distancia mayor velocidad) y la conductividad del agua ( a mayor conductividad mayor velocidad). Este último es importante para comprender que fenómenos de corrosión que pueden durar semanas en aparecer con agua potable (0,5mS/cm) aparezcan en días con agua de mar (50mS/cm), aguas de pozo (4-10mS/cm) o aguas de electrolisis salina (8mS/cm) debido a su mayor conductividad.